Y AL INSTANTE LO SIGUIERON
El episodio se ubica a las orillas del lago, por donde Jesús caminaba y donde los hombres estaban entregados a su trabajo. La llamada de Dios nos llega en nuestro entorno corriente, en nuestro puesto de trabajo. Ningún escenario "sagrado" para la llamada de los primeros discípulos; simplemente el paisaje del lago y el fondo de las duras tareas cotidianas. Nos encontramos con dos relatos paralelos; primero, la llamada de Pedro y Andrés, y, luego ("yendo más adelante"), la llamada de Santiago y de Juan. La repetición le permite al evangelista insistir en lo que le interesa. (...). Pero los rasgos esenciales -y que definen cabalmente la figura del discípulo (el resto del evangelio no hará otra cosa que precisarla)- son cuatro.
Primero: carácter central de Jesús. La iniciativa es suya (vio, les dijo, los llamó); no es el hombre el que se constituye a sí mismo discípulo, sino Jesús quien transforma al hombre en discípulo. Además: el discípulo no es llamado para asimilar una doctrina, ni siquiera ante todo para vivir un proyecto de existencia, sino para solidarizarse con un persona ("seguidme").En primer plano está la adhesión a la persona de Jesús. Tan es así, que el discípulo evangélico no inicia un aprendizaje para convertirse a su vez en maestro; permanece siempre discípulo, y el Maestro es uno solo.
Segundo: el seguimiento de Jesús exige un profundo desprendimiento. La llamada de Pedro y Andrés y la llamada de Santiago y Juan están construidas siguiendo la misma estructura y con un vocabulario sustancialmente idéntico. Existe, sin embargo, una diferencia no despreciable; en el primer relato se dice que dejaron "las redes"; en el segundo, que dejaron "la barca y al padre". Tenemos, pues, un crescendo: desde el oficio a la familia. El oficio representa la seguridad y la identidad social; el padre representa las raíces de uno.
Tercero: el seguimiento es un camino. Partiendo de la llamada de Jesús, se expresa en dos movimientos (dejar y seguir), que indican un desplazamiento del centro de la vida. La llamada de Jesús no instala en un estado, sino en un camino.
Cuarto: el seguimiento es misión. Dos son las coordenadas del discipulado: la comunión con Cristo ("seguidme") y una carrera hacia el mundo ("os haré pescadores de hombres"). La segunda nace de la primera. Jesús no coloca a sus discípulos en un espacio separado y sectario; los envía por los caminos de los hombres.
Preguntas para la meditación
¿Cuáles son las prisiones que tengo yo en mi vida? ¿las cosas que me impiden vivir en libertad? Jesús llega a las regiones para cumplir las profecías. ¿He dejado que le luz de Cristo me ilumine? ¿Qué significa hoy volverse a Dios? ¿Mi conversión es clara ante los demás? ¿Las otras personas descubren que yo sí estoy verdaderamente en el camino del Señor? ¿cómo lo descubren? ¿Anuncio la Buena noticia de Jesús? O ¿soy tímido en este anuncio? ¿Cómo me llama a mí Jesús hoy? Los discípulos dejaron sus redes y su familia para seguir a Jesús: ¿Cuáles son las cosas que me impiden hoy seguir a Jesús? ¿cómo puedo superar esto? ¿A qué misión me llama hoy Jesús a mí? ¿Me dispongo a dejar todo por Jesús?