Domingo de Ramos 2015
Hoy, traspasamos el umbral de la Semana
Santa. La procesión que va a dar comienzo en este Domingo de Ramos, expresa la
fe en Jesucristo. Sólo si creemos en Él podremos celebrar, vivir y anunciar de
forma auténtica su muerte y resurrección.
Queremos aclamar a Cristo en su camino
pascual. Nuestros ramos no son objetos benditos para guardar, sino para
proclamar a Cristo como el Rey de nuestras vidas.
Que los ramos que agitamos en nuestras
manos sean signo de nuestro amor a Jesús. Que ellos expresen la entrega
definitiva de nuestros corazones.
Bendición de los ramos.
Oración del celebrante y
aspersión de los ramos
Escuchemos el relato de la entrada
triunfal de Jesús de Jerusalén.
Evangelio
Luego de la homilía se invita a
comenzar la procesión
El nuestro no es un rey encumbrado sino
cercano, de a pie, porque así es mucho más fácil estar disponible para todos y
así se hace cercano y vivo el Amor de Dios, en Jesús, que es aclamado por el
pueblo sencillo como el que llega en nombre del Señor.
Canto: Arriba nuestros ramos
Cristo abre el camino de la Esperanza por
eso lo seguimos, para cambiar lo que tenga que ser cambiado, porque el proyecto
del Reinado de Jesús es realizable en la medida en que haya seguidores suyos
que se ponen a vivirlo, como un proyecto dinámico, como una tarea a realizar.
Jesús llegada la hora, decide ir a
Jerusalén. Y su entrada es a la vez la entrada del Siervo, que camina a la
muerte, y del Señor, que va a ser glorificado.
Esto es lo que hoy celebramos: la entrada
mesiánica del Señor en su triunfo pascual a través de la muerte.
No estamos simplemente recordando un
hecho histórico del pasado, sino que queremos hacer una solemne profesión de fe
en que la cruz y la muerte de Cristo son, en definitiva, una victoria.
La procesión es un lugar y un momento que
nos puede ayudar para que se produzca un verdadero encuentro entre el misterio
de Dios y nuestra vida concreta.
Esta procesión tiene mucho que ver con
nuestro peregrinar por la vida, tenemos un camino que recorrer, no nos gusta
hacerlo solos, es más lindo hacerlo como familia, como pueblo.
Y estamos como miembros de esa familia y
pueblo de Dios para aclamar a su Hijo Jesús el Cristo como nuestro único
Salvador.
Jesús nuestro humilde Rey, que viene
montado en un burro, nos invita a seguirlo por el camino de la esperanza.
Un Rey que por fin va a implantar en la
tierra el ideal de la verdadera justicia, el que viene a defender al que por sí
mismo no puede defenderse.
Cristo abre el camino de la esperanza y
nos invita a luchar con El por la Vida, por una sociedad digna del hombre, en
la que se pueda vivir la fraternidad, la igualdad y la solidaridad entre todos.
Canto
El ramo verde simboliza la victoria de la
vida y del amor. Nuestros ramos son símbolo de una opción de fe que ha sido
renovada, de un compromiso asumido frente a Dios y a la comunidad: hacer
presentes los valores del Reino en nuestro ambiente, en nuestra familia, en
nuestro país.
Repitamos con fuerza:
Hosanna, bendito el que
viene en nombre del Señor!!! (3
veces)
¿Qué significa este hosanna con el que
nos gusta saludar a nuestro Salvador? Hosanna en el Antiguo Testamento, aparece
como una aclamación solemne dirigida a Dios cuyo significado es: “salva”, “da
salud”, “ayúdanos ahora”.
Era utilizada para rogar por la salvación
y perdón de los pecados de todo el pueblo, pedir la prosperidad en el año
nuevo, la lluvia, etc.
Los judíos jamás aclamaban con ramos y
cantando Hosanna a otro que no fuera el mismo Dios. Nunca un rey fue recibido
de este modo.
Por eso se comprende la profunda
indignación de los fariseos que, no sin razón, veían en ello como un
reconocimiento público de la divinidad de Cristo.
El hosanna del Domingo de Ramos dirigido
a Cristo: era un reconocimiento de su mesianismo, de su poder redentor, y como
una acción de gracias a Dios, porque, a través de su Hijo, llegaba
definitivamente la salvación y la liberación a su pueblo.
Canto
Dios es un amor concreto, visible en los
hechos, sensible a la debilidad de su pueblo, paciente para acompañarlo en su
lento caminar, celoso y poderoso para defenderlo contra el opresor.
Y en esta realidad nuestra de cada día,
muchas veces marcada por la cultura de la muerte, la cultura de la oscuridad,
la cultura que no permite que crezca la Vida, que triunfe el amor, Jesús se nos
aparece invitándolos a seguirlo porque Él es el que nos da la Verdadera Vida.
Necesitamos seguir al maestro que nos
conduce por un camino de esperanza a la Vida digna de los hijos de Dios.
Para hacerlo necesitamos vaciar de
nuestros corazones todas aquellas actitudes y gestos que nos hacen ir contra de
su Proyecto de Vida, justicia, libertad, fraternidad.
Saquemos de nuestros corazones todo lo
que impide que triunfe el Proyecto del
Padre que es El Proyecto del Amor.
Vamos a responder con el estribillo: Déjame nacer de nuevo.
Porque hoy te aclamamos como nuestro Rey
pero no te dejamos reinar en nuestros corazones, en nuestras familias, en
nuestra comunidad, en nuestra sociedad. Oremos…
Porque muchas veces no somos sembradores
de esperanza en nuestras familias, nuestro trabajo, nuestro estudio, nuestra
sociedad y pasamos indiferentes ante la tristeza, el dolor, la desesperación de
tantos hermanos. Oremos…
Porque muchas veces nos dejamos arrastrar
por los ideales del contra Reino que no permite que crezcamos como personas y
verdaderos hijos de Dios y permitimos que nuestros niños y jóvenes crezcan en
esa oscuridad. Oremos…
Porque muchas veces no sumamos nuestras
manos, nuestros talentos, nuestro tiempo para construir con otros una sociedad
mejor. Oremos…
Porque muchas veces nos quedamos
esperando, y perdemos tiempo para organizar la comunidad, para que de ellas
broten los frutos del Reino. No nos unimos, no nos formamos, no nos organizamos
para ir descubriéndote, juntos, en fraterno caminar, a vos que estás caminando
en medio del pueblo. Oremos…
Porque muchas veces olvidamos la Utopía
del Reino y matamos la esperanza de los que todavía esperan en sus lechos de
dolor, en sus cuerpos cansados, en sus sueños juveniles, en su pureza infantil.
Oremos...
Porque muchas veces nos cuesta ser
solidarios. Nos aferramos a nuestras comodidades, cerramos los ojos y el
corazón, no escuchamos el clamor de los que sufren por alguna enfermedad, o a
causa de una injusticia, por el desempleo, o como consecuencia de la violencia,
de la droga, del alcohol. Oremos…
Canto:
Jesús será siempre el modelo a seguir por
el pueblo creyente y oprimido.
Leemos en Isaías: (Isaías 50, 4-7)
El mismo Señor me ha dado una
lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra
de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un
discípulo.
El Señor abrió mi oído y yo no
me resistí ni me volví atrás.
Ofrecí mi espalda a los que
golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro
cuando me ultrajaban y escupían.
Pero el Señor viene en mi
ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el
pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado. Palabra de Dios.
Jesús es el Mesías. Él es la gran
realidad de Dios viviendo con nosotros, la realidad del gran restaurador que
libera de la esclavitud, de la gran violencia, de la gran miseria (pobreza
extrema y masiva diríamos actualmente) a la que ha sido condenado el pueblo de
Dios.
Jesús es El Mesías, el Ungido de Yavé, su
enviado, su representante, el encargado de ir haciendo realidad el sueño de
Dios.
Dios libera al pueblo de la esclavitud
con un poder creador que utiliza todo cuanto tiene a mano. Es una presencia
amiga y fiel que no falló nunca ni fallará jamás. Es un Dios santo, que pide justicia,
exige compromiso y envía a la misión. Conocerlo es practicar la justicia ¿Qué
Iglesia puede ser una respuesta a los hombres de hoy?
Solamente una Iglesia Discípula y
Misionera, una Iglesia que abrazada a Jesús, genera y defiende la Vida, una Iglesia
signo de Justicia, liberación y hermandad.
Por eso con confianza afirmemos lo que
como pueblo y familia de Dios queremos hacer.
Vamos a responder a cada estrofa:
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Vamos tras tus pasos, Señor, en camino,
para aprender a tu lado, mientras curas enfermos y atiendes a las multitudes.
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Así escuchamos tu llamado, esa invitación
a seguirte, a dejarlo todo, para acercarnos a vos, despojados, sin ataduras,
con la ligazón sola de la pasión por el Reino.
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Así podremos responder a tu llamado como
comunidad en marcha. A no quedarnos esperando, a correr a tu encuentro, a
buscarte aún donde no pensamos…
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Así podremos ir haciendo presente la vida
del Reino. Junto a los pobres, los enfermos, los marginados de nuestro tiempo.
Mayorías empobrecidas sedientas de un justo anhelo.
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Así podremos seguir tus senderos, cuando
sacudes nuestras perezas y nos animas a salir corriendo, para que no perdamos el
tiempo, para descubrirte en el que está al lado, para ser presencia que alivia,
sonrisa que comparte, manos que se brindan en el dolor y angustia de nuestros
hermanos.
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Así podremos ir a buscarte allá afuera,
al descampado, a cielo abierto. Escondido entre los pobres develando el gran
Misterio de la presencia certera en el desnudo, el enfermo, el que está solo,
el hambriento, en la cárcel o sediento, porque en ese más pequeño te conviertes
en sacramento, signo visible de tu presencia en todo lugar y tiempo partiendo
desde los pobres para convocar al Reino.
LLÉNANOS DE VIDA SEÑOR.
Canto
Una Iglesia que refleje a la Trinidad es
fundamentalmente servidora. Porque ¿qué hizo el Hijo de Dios cuándo se encarnó?
Nos vino a servir. Dios se hace servidor y nos muestra un camino de servicio.
Y porque queremos ir haciendo presente el
Reinado de Jesús entre nosotros en nuestra vida cotidiana vamos a responder a
cada oración: Dame
amor, dame humildad y yo moveré montañas.
Porque queremos construir comunidad, como
un camino compartido, multitud de manos que se unen para, entre todos, hacer la
marcha más liviana. Oremos...
Porque como comunidad queremos ser abrazo
de miradas que se buscan para buscar, unidas, la mirada de Aquel que por
nosotros dio la vida. Oremos...
Porque como comunidad queremos compartir,
la vida entrelazada, reuniendo bajo las mismas esperanzas las diferencias, que
así, no nos separan. Queremos hablar de proyecto común, sueños compartidos,
camino acompañado. Oremos...
Porque como comunidad queremos pensar en
el otro y en lo mejor para el otro y pensar, juntos, en lo mejor de nosotros
para todos los otros. Oremos…
Porque como comunidad queremos darnos
fuerzas entre todos, alentarnos con la palmada al hombro, corregirnos sin miedo
a los enojos. Oremos…
Porque como comunidad queremos animarnos
a crecer juntos poco a poco, hablando de apertura y entrega, de servicio a los
demás, aprender a brindarnos generosos. Oremos…
Porque como comunidad queremos tener
común-unidad de criterios verdaderos (los del Evangelio) de opciones valientes
(las de Jesús) de desafíos audaces (los del Reino en marcha). Oremos...
Porque como comunidad queremos salir al
encuentro de muchos que animados y alentados por el Espíritu, buscan llamar a
Dios, ¡Papá! Y aquí estamos Señor unidos y en camino para hacer crecer tu Reino
donde pidas. Oremos…
A los jóvenes de nuestras comunidades que
trabajan día a día donando su tiempo, sus talentos, sus fuerzas, su pasión por
la construcción de Reino de Jesús, nos unimos para que nuestro Rey, el Señor de
la Vida y del amor los anime siempre.
Canto:
Jesús es nuestro Rey.
El que comunicó y anunció lo que es el
Reino de Dios.
El que nos mostró el infinito amor de un
Dios Padre que siempre perdona porque ama sin medida.
El que no enseñó a llamarlo Padre nuestro
El que anunció para todos las bienaventuranzas.
El que compartió mesa, intereses y
sentimientos con los excluidos de aquella sociedad.
El que buscó y llenó de vida a los
débiles, marginados, sufrientes y pecadores.
El que acogió y curó como señales de la
llegada del Reino.
El que llamó a algunas gentes sencillas
para que se involucraran en su Proyecto y los envió a anunciar el Reino.
Nuestro Rey, el que entró en conflicto
con la teología oficial porque dio dignidad al hombre.
El que entró en conflicto con el Templo y
el culto oficial.
El que cenó con sus amigos, y les enseñó
a amarse, cuidándose y sirviéndose los unos a los otros.
El que multiplicó y compartió el pan
(símbolo de la necesidad humana).
El que compartió y multiplicó el vino
(símbolo de la alegría comunicada).
Nuestro Rey: que fue traicionado y
abandonado por sus amigos. El que fue juzgado injustamente, el que fue
golpeado, escupido, coronado de espina, el que sufrió las burlas de la gente,
el que cargó con el madero de la cruz. El que murió por amor en esa cruz y la
convirtió en árbol de salvación.
El, es nuestro Rey y sabemos que Vive
para siempre y nos anima a seguir su proyecto, de proseguir con su causa, de
construir día a día su Reinado de amor, justicia y fraternidad.
Canto:
Acompañando y aclamando a nuestro Rey
también reflexionamos en el camino.
En el año dedicado a la Vida, el cardenal
Bergoglio, hoy Papa Francisco, nos decía: “los cristianos deben preguntarse
“cómo recibimos la vida, cómo la acompañamos, porque a veces no nos damos
cuenta de lo que es la fragilidad de una vida”.
“Quizá no caigamos en la cuenta de los
peligros que la vida de una persona desde niño, desde su concepción hasta su
muerte, tiene que atravesar entonces la pregunta que yo quisiera hacerles hoy,
mirando a María que acompaña la vida, es: ¿Sabemos acompañar la vida? La vida
de nuestros chicos, de nuestros hijos y de los que no los son. ¿Sabemos ponerle
a los chicos alicientes en su crecimiento? ¿Sabemos ponerles límites a su educación?
¿Y los chicos que no son nuestros, aquellos que parecen los ‘chicos de nadie’
me preocupan a mí también?”
Y la vida sigue creciendo… y María la
sigue acompañando… y yo como María ¿la acompaño? ¿Qué tal tus padres? ¿Qué tal
tus abuelos? ¿Qué tal tus suegros? ¿Los acompañás? ¿Te preocupás por ellos?
¿Los visitás? A veces es muy doloroso pero no queda más remedio que estén en un
geriátrico por las situaciones de salud o de la misma familia… pero, cuando
están ahí, ¿desgasto un sábado o domingo para estar con ellos? ¿Cuidás esa vida
que se está apagando y te dio la vida a vos?
Lo peor que nos puede pasar es que carezcamos
de amor para cuidar la vida y María es la mujer del amor. Si no hay amor no hay
lugar para la vida”.
“Sin amor hay egoísmo y uno se enrosca
para acariciarse a sí mismo. Amor le pedimos hoy a María para cuidar la vida.
Amor y coraje.
¿Cómo podremos llevar el amor en medio de
tantas contradicciones y cuidar la vida hasta sus últimas consecuencias? El
gran papa Pío XI dijo una frase muy dura: ‘Lo peor que nos pasa no son los
factores negativos de la civilización sino lo peor que nos pasa es la
somnolencia de los buenos’”.
“¿Tenés coraje para asumir este camino
que asumió María de cuidar la vida desde el principio hasta el final? O ¿O
estás somnoliento? Y si lo estás. ¿Qué es lo que te anestesia? Porque María no
conocía anestesias al amor. Y hoy le pedimos a ella: ‘Madre, que amemos en
serio, que no seamos somnolientos, y que no nos refugiemos en las mil y una
anestesia que nos presenta esta civilización decadente’”.
María, Nuestra madre buena, discípula y
compañera de su hijo Jesús desde el Pesebre hasta la cruz, dócil al Espíritu de
Dios desde la Encarnación hasta Pentecostés, siempre camina con nosotros hacia
el Reino anhelado. A ella le saludamos cantando:
Canción:
María, la virgen fiel... Modelo de
seguimiento y corazón abierto a la voluntad del Padre. Señora de los humildes,
de los pobres, los marginados y solos. Señora de los preferidos de Dios,
muéstranos el camino, cambia nuestras miradas, convierte nuestros puntos de
vista, encarna en nosotros la presencia de tu Hijo y embebe nuestro corazón con
su mensaje.
Virgen fiel, señora de los que buscan,
compañera de ruta, nos señalas con tu ejemplo que la fidelidad se demuestra en
la vida práctica más que en las palabras lindas. Se es fiel al Señor en el
servicio. Madre, danos valor para vivir la fidelidad al Señor en la acción
solidaria a los que sufren.
Madre fiel queremos seguir tus pasos
danos la fuerza para vivir el evangelio todos los días, y no reducirlo a un
rito de día domingo. Transforma nuestros corazones, ayúdanos a decir “sí” al
Proyecto del Padre que pasa por la construcción de un mundo nuevo, justo y
solidario, desde ahora y desde aquí, en la tierra.
A cada intención respondemos: Te amamos, Dios nuestro,
creemos en Ti.
Contemplando una vez más tu pasión y tu
muerte, Jesús, nos sentimos llamados a hacer nuestra tu Causa, tu esperanza, tu
labor de Mesías venido para todos los que tienen esperanza. Por eso decimos:
Observando también tu pasión y tu muerte
realizadas hoy día, en los hombres y mujeres que sufren cualquier situación de
injusticia, opresión o exclusión, nos sentimos interpelados a intervenir en
esas situaciones, y a consagrar nuestra vida a la tarea de ser y dar esperanza
para los demás. Por eso decimos:
Al entrar en la “semana mayor” del año,
nos sentimos unidos a todos los hombres y mujeres que creen en Cristo,
esperando y deseando que llegue el día en que, más allá de cualquier frontera
de separación religiosa, podamos decir todos juntos:
Al saber por Jesús que el amor es el
criterio supremo por el que serán juzgadas todas las naciones, soñamos con que
llegue el día en que los hombres y mujeres de todos los Pueblos y Religiones
invoquemos al “Dios amor, de todos los nombres” y le digamos a una sola voz:
Para la llegada: Estamos llegando al lugar donde serán
fortalecidas nuestras fuerzas, donde seremos alimentados con el Pan de la
Palabra y el Pan de la Eucaristía. Aclamar a Jesús con nuestras palmas es
reconocerlo como Rey y es dejarlo reinar en nuestras vidas, es optar por su
proyecto, e ir concretándolo en nuestra vida día a día. Queremos seguir a Jesús
hacia la Vida, la vida nueva, la vida de los hijos de Dios por eso levantemos
nuestras palmas y cantemos con alegría.
Canto: Arriba
nuestros ramos