PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE

PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE
Casa y Templo parroquial Ntra. Sra. del Rosario

sábado, 12 de marzo de 2011

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (1° CUARESMA "A")

FUIMOS, SOMOS Y SEREMOS TENTADOS
(Mt 4, 1-11)

Las tres palabras claves en las lecturas de hoy:
Pecado... Tentación y ley.

Cada uno de nosotros experimenta la tentación de un modo distinto y es muy interesante el ejercicio de conocerse a uno mismo, porque casi todos, yo creo que todos tenemos alguna forma de tentación dominante, puede ser la ira en alguna persona, puede ser el orgullo, la vanidad, o la pereza, la lujuria o la mentira. Y es muy importante conocerse uno mismo y es importante conocer cuáles son las tentaciones que tienen más fuerza en uno, porque esa es la clase de cosas que le pueden arruinar a uno la vida.
 
Hagamos ahora el siguiente ejercicio: imagínate que de pronto alguna forma de pecado esté destruyendo las amistades, esté alejando a la gente de ti, entonces ese pecado repetido en realidad es como un enemigo que está conviviendo contigo, algo que está despedazando tu existencia y si tu no lo conoces, si tu ni siquiera sabes que es lo que te está aislando de la gente, seguramente no puedes vencerlo, y a veces pasa que la última persona en enterarse de los problemas es uno mismo.

Muchos de nosotros somos perezosos y convivir con un perezoso es aburrido; porque no hace las tareas de la casa, entonces quien las va a hacer ¿va a poner a la mujer de esclava? ¿o va a poner al hombre de esclavo o que van a hacer? Ese es el problema de ser perezoso o mentiroso, también es el problema de ser vengativo y todos esos son defectos, vicios que uno muchas veces no conoce y que uno se acostumbra a justificar.

La Biblia en cambio toma un enfoque diferente, la Biblia dice que no es buena idea justificar uno los defectos sino que es mucho mejor conocerlos y es mucho mejor atacarlos de raíz. La Biblia también dice que hay un personaje misterioso, un personaje oscuro que se llama el demonio.

Cuando se habla del demonio la gente cree que se está hablando más o menos como de la cenicienta o estamos hablando de la bruja mala o estamos hablando de alguien inventado, pero la verdad es que cuanto más profundiza uno en la realidad del mal, del mal en la tierra, uno empieza a descubrir cosas sorprendentes.

Por ejemplo la crueldad, la indiferencia, es una cosa que abisma. Hay un velo terrible que cae sobre la gente y cuando uno empieza a mirar que eso no es un fenómeno que esté aconteciendo en uno o dos países sino que hay una especie de cruzada mundial por el aborto en todas partes, cuando uno ve las dimensiones que tiene el egoísmo, que tiene la crueldad cuando se piensa en la cantidad de gente que muere cada día en el hambre, en la guerra, sí todavía se puede decir que eso es fruto de una mala planeación política o eso es fruto del egoísmo de la codicia de la gente.

Pero profundicemos mas, no solo es la codicia, hay una dureza, el corazón humano se vuelve de pedernal, se vuelve durísimo, se vuelve impermeable, se vuelve impenetrable, hay un misterio de iniquidad que se adueña del corazón humano, una rebeldía, es algo bastante profundo, y cuando uno entra a conocer eso y cuando uno mira lo que ha sucedido en la propia vida empieza a sentir que no es tan absurdo hablar de esta criatura, hablar del demonio.

La gente cree que cuando uno habla del demonio es como para quitarse la responsabilidad, como para decir, “yo no dije mentiras, el demonio me hizo decir esa mentira o el demonio me hizo robar” y no, la idea de la Biblia no es que uno quite la propia responsabilidad, el demonio no es el único responsable del mal, la Biblia siempre presenta al corazón humano como el lugar donde se toman las decisiones fundamentales.

La gran enseñanza sobre el mal es que la decisión hacia el bien o hacia el mal está en el corazón nuestro y es muy interesante ver en ese pasaje de la primera lectura, ver lo que sucede ahí, porque uno ve que las estrategias del demonio que aparecen ahí siguen funcionando hoy.

GUION DEL DOMINGO I°CUARESMA, CICLO "A"

DOMINGO 1° DE CUARESMA, CICLO A


MONICIÓN DE ENTRADA: Bienvenidos todos a la celebración de este primer domingo de Cuaresma. El pasado miércoles comenzó este tiempo sagrado de preparación para la fiesta de la resurrección del Señor. La iglesia nos anima a los cristianos a prepararnos bien para esa celebración tan importante de los que creemos en Jesús. Por ello, se nos invita a mirar bien nuestro interior, a reconocernos pecadores e intentar cambiar. La cuaresma es precisamente un tiempo de conversión, de cambio confiando en la misericordia del Señor que es eterna, si se lo pedimos con fe, seguro que El nos ayudará. Confiemos en su amor.

PRIMERA LECTURA (Gén 2,7-9;3,1-7): En la primera lectura del libro del Génesis se nos recuerda la ruptura entre el hombre y Dios, entre el hombre y el hombre, entre el hombre y la naturaleza, y dentro de sí mismo. Es el desorden que el pecado introdujo en la armonía de la creación.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA ( Rom 5,12-19): La salvación, de la que nos habla San Pablo en la segunda lectura, nos dirá como Jesús le ha dado la vuelta a aquella realidad del pecado desde los inicios de la humanidad: él es el nuevo Adán.

MONICIÓN AL EVANGELIO (Mt 4,1-11): En el evangelio, de una manera muy concisa, nos relata San Mateo, las tentaciones de Jesús en el desierto. La experiencia de la tentación es una constante en la historia del pueblo de Dios. El Mesías quiere revivir intensamente la historia de ese pueblo

PETICIONES: Respondamos con fe, ¡Padre, escucha nuestra oración!
1. Que proteja a su Iglesia, la lleve siempre por el camino de Jesús y salga victoriosa de las tentaciones y pruebas. PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN.

2. Que haya solidaridad con los que en el mundo pasan hambre y abra el corazón de los hombres para compartir con los más necesitados. PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN.

3. Que nos enseñe a amar sin discriminación a nuestros hermanos los hombres de todas las razas y a trabajar por el bien y la paz. PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN.

4. Que los pecadores escuchen su palabra y cambien su corazón y sus obras. PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN.

5. Que todos los pueblos de la tierra se esfuercen en superar las tentaciones de la violencia, del poder injusto y de la insolidaridad. PADRE, ESCUCHA NUESTRA ORACIÓN.

6. Que los Medios de Comunicación no se conviertan en fuente de tentación, especialmente para niños y jóvenes, y defiendan los valores humanos y espirituales de todos. Oremos.

7. Que los jóvenes no se dejen seducir por el consumismo y el placer y para que no caigan en una visión materialista de la vida. Oremos

8. Para que todos nosotros no caigamos en la tentación del conformismo y la pasividad y sepamos dar testimonio de nuestra fe. Oremos

OFRENDAS: Cristo no tiene manos, tiene sólo nuestras manos para construir un mundo nuevo donde habite la justicia. Cristo no tiene pies, tiene sólo nuestros pies para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad. Cristo no tiene labios, tiene sólo nuestros labios para proclamar el evangelio a todas las personas. Cristo no tiene medios, tiene sólo nuestra acción para lograr que todos los hombres sean hermanos.

MONICIÓN PARA LA COMUNIÓN: Jesús viene a ti, para dártelo todo: su inmenso amor, su perdón, sus méritos. Quiere enriquecerte sin medida... Dios es tuyo, y en la medida que tú le acojas y le aceptes, Él te llenará con sus dones, y te ayudará a ser su fragancia en tus ambientes.

MEDITACIÓN:
Tú no eres, Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con los hombres.
Tú conoces nuestra debilidad, nuestros orgullos, violencias y egoísmos; conoces bien nuestras miserias.
Tú que eres Misericordioso.
Tú que eres compasivo, compadécete de nosotros.
Si nos ves caídos, levántanos.
Si nos ves enfermos, cúranos.
Si nos ves manchados, límpianos.
Si nos ves cobardes, fortalécenos.
Si nos ves engañados, enséñanos.
Si nos ves tristes, alégranos.
Si nos ves mezquinos, agrándanos.
Si nos ves solos, acompáñanos.

Danos, Señor:  el aceite de tu Espíritu.
El agua de tu Espíritu.
El fuego de tu Espíritu.
La luz de tu Espíritu.
La risa de tu Espíritu.
El amor de tu Espíritu.
La presencia de tu Espíritu.

Quédate con nosotros, Señor,
Sé el más dulce huésped; métenos dentro de tu inmenso corazón misericordioso.