SOMOS LLAMADOS A VIVIR UNA NUEVA VIDA
Y A ASUMIR UNA MISIÓN EN TODO MOMENTO
En cada etapa de la vida soy llamado y enviado. No hay una lógica humana en el llamado y sí hay compromiso, amor y misión.
Vos y yo, como los jornaleros de la viña llamados a diversas horas del día, hemos sido encontrados por Él y nos ha enviado a su Viña. Ninguno de nosotros ha quedado sin ser llamado y desocupado en la plaza de la vida.
Hemos sido convocados y enviados a la Viña, estamos en ella desde hace muchos años, desde hace unos años o desde hace unos meses, semanas y hasta días. ¿Qué nos ha prometido Él? Nos dice Jesús, en otro pasaje, que la Vida Eterna nos dará. La paga es, pues, la Vida Eterna. Ni a los primeros ni a los segundos, terceros ni a los últimos les dará otras cosa, sino la Vida Eterna.
Nuestros anhelos, proyectos, ilusiones y deseos
"Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes" (Isaías).
La pregunta es: ¿De dónde vienen nuestras envidias, celos, difamaciones, habladurías y descontentos? Creo, creo, que la respuesta es: "de nuestros anhelos, proyectos, ilusiones y deseos". Se oye decir o comentar en voz baja: ¡Pero si recién comienza! (...) ¿Por qué a el/ella y no a mí que tengo más años y compromiso? (...) ¡Qué injusta que es la vida! (...) ¡Ah, si me hubieran hecho caso! (...) ¡Como ya soy vieja/o, ya no me necesitan; y bien que todos se confiaban en mí! (...) ¡Todos son unos irresponsables, incumplidos e ineptos! (...) Gracias, ¿no? ¡Pero ya me vas a necesitar! (...) Antes era mejor... antes, trabajábamos unidos... antes todos colaboraban... antes... (...) ¡Ésta/e siempre viene a última hora y le dan la razón! (...) ¡Qué desorganizados que son! (...) Bueno, hasta aquí nomás; seguro que hay más y hasta de lo más inaudito.
Quiero decir que juzgamos y consideramos bastante la realidad y situaciones desde nuestra mirada miope y nuestro juicio parcial. Esto nos lleva a tener a Dios como el que constantemente nos debe estar diciendo: "Si, sigue así, que vas bien" o "estás por buen camino, eres mi mejor hijo". Es lo que se dice "un Dios a nuestra medida y servicio".
Una pregunta: ¿A caso, no nos animamos a creer en un Dios más grande, bueno y generoso?
Estemos contentos, felices de que otros también hayan sido llamados. La cuestión de simpatía o antipatía es visceral y de casi nula importancia. El amor todo lo puede, el amor todo lo soporta, el amor es paciente, el amor es servicial. Vos y yo, recibiremos la misma paga ¿Cuánto? Y, lo que Jesús te prometió. No tengamos envidia ni celos por el o la que está ocupando nuestro lugar o a quién le han concedido aquello que siempre anhelaste y tenías como proyecto.
¡Gracias, Señor, por ser más y mejor de lo que te conozco y creo!
Pbro. José Casimiro Torres.