¿PARA SABER O PARA VIVIR?
(Jn 10, 11-18)
"Yo soy el Buen Pastor", "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida", "Yo soy la Puerta", "Yo soy la luz del mundo" y quizá nos podemos acordar de algo más que Jesús mismo expresó, y que lo sabemos muy bien, porque lo meditamos, lo proclamamos y así nos lo han enseñado. Quizá llegó la hora de preguntarnos: Nuestra doctrina, nuestra fe y nuestro conocimiento de Jesús ¿es para saber o para vivir?
Hoy Jesús nos dice "Yo soy el Buen Pastor" y seguidamente expresa: "el buen pastor da la vida por sus ovejas". Esto no lo debemos dar por hecho, sabido y consabido; no, esto debe resonar, estremecer y ser orado con fe viva. Además, consideremos los siguiente: ser pastor así no es fácil; «el buen pastor que da la vida por las ovejas». ¡Casi nada! ¡Dar la vida! Porque pastores, en un momento dado, todos lo somos: de los hijos, de los padres, de los amigos, de los empleados, de los pacientes, de los vecinos, etc. Pues el Evangelio es claro: si no somos (pastores) así, somos asalariados, llenos de buenas palabras, de hermosos documentos, de grandilocuentes declaraciones... que echamos a correr en cuanto viene el lobo, dejando las ovejas a su suerte.
Que Jesús nos diga que Él es Buen Pastor debe encontrar en nosotros la respuesta "somos ovejas de su rebaño" y asimilar esta verdad para vivirla, celebrarla y rezarla continuamente. Ser su oveja no nos hace menos persona, ni nos rebaja, ni nos oprime sino que nos dignifica, santifica y hace crecer. Por eso, estimado hermano y hermana, ya lo sabemos pero no lo vivimos.
Deja que el Buen Pastor te conduzca, te alimente, te acompañe y te cargue en sus hombros. Considérate oveja y por más que tengas un cargo elevado, relevante, distinguido y honorable, se una oveja que necesita siempre de su Buen Pastor.
Pbro. José Casimiro Torres.