PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE

PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE
Casa y Templo parroquial Ntra. Sra. del Rosario

viernes, 27 de diciembre de 2013

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (Sgda. Familia "A")

¿CUAL ES EL MODELO DE FAMILIA QUE QUEREMOS?
(Mt 2, 13-15.19-23)

Hace años. en Francia, se presentaba la Familia Ideal como la compuesta por hombre-mujer-niño-perro. Hoy están haciendo un esfuerzo publicitario enorme para convencer al televidente de cuán bella y reconfortante es la familia numerosa. La escasez de nacimientos obliga a esta publicidad.


La familia modelo es cambiante en este mundo. No podemos hablar de un modelo único e inalterable en la sociedad. Las causas y motivos por las que es así, son la parcialidad de nuestra mirada, los límites de nuestros proyectos, la soberbia en la que caemos y la injusticia social en que viven muchos personas y muchas familias.

Así nos dice mons. Arancedo, presidente de la CEA: Nuestra mirada contempla al Niño de Belén junto a su Madre y a la figura de San José. Seguimos en el clima de Navidad, el centro siempre es Jesucristo, pero la Iglesia nos muestra el camino que Dios ha elegido para darnos a su Hijo. El Niño nace en una familia. Dios, si cabe la expresión, tiende un puente hacia nosotros tomando piedras de nuestra orilla. Elige una mujer como madre y compromete la figura de un padre. Elige una familia y utiliza su simplicidad y belleza como lugar donde nace y crece su Hijo. Este hecho nos revela el designio de Dios que creó al hombre varón y mujer, y ha puesto en ellos el don del amor y la vida. Hoy se hace necesario valorar y acompañar la realidad de la familia como un bien de la humanidad. La familia no sólo pertenece al designio creador de Dios, es también el fundamento de la misma sociedad. Con razón decía Benedicto XVI: "que de la salud y calidad de las relaciones familiares depende la salud y calidad de las mismas relaciones sociales" (II° Encuentro Nacional de la Familia. Ecuador 2011).
 Hoy miremos a nuestra familia y pensemos en la Sagrada Familia de Jesús, José y María. Cada integrante tienen su lugar, su rol y juntos caminan por la vida, hasta que la muerte los separa.

Pensemos en el mandamiento que dice "honrar padre y madre" y nos preguntamos ¿cómo es visto y vivido por los hijos? 

Para finalizar les comparto un bello comentario del EvangelioLos vínculos del amor, que deberían mantener unida a la familia natural, son vividos en el evangelio por la única familia sobrenatural, en la que el Niño es el Hijo de Dios. En este sentido, esta singular unión de Hombre, Mujer y Niño es la norma para el comportamiento cristiano de cualquier familia terrenal. Se describe ante todo la abnegación y los desvelos del Padre (e indirectamente también de la Madre) por el destino del Niño. Las instrucciones que José recibe del ángel del Señor tienen como único objetivo el bien del Niño. No se alude a las dificultades que estas instrucciones entrañan para José. Las órdenes son categóricas: «Levántate, coge al Niño y a su Madre (el Niño aparece en primer lugar) y huye a Egipto». El propio José ha de decidir cómo hay que cumplir tales órdenes: no importa que pierda su puesto de trabajo; tampoco se dice cómo pudo arreglárselas para ganar el pan de su familia en Egipto. Únicamente se alude, de nuevo por el bien del Niño, a la orden de regresar a Israel, con la indicación expresa de evitar el territorio de Arquelao, el cruel hijo de Herodes, y establecerse en Nazaret. El Padre está al servicio del Niño y de dos palabras proféticas de las que entonces no podía presentir nada: «No son los hijos quienes tienen que ganar para los padres, sino los padres para los hijos» (2 Co 12,14).

Venimos de una Familia y hacia Ella nos dirigimos. La sangre, raza y condición social no es el fundamento último y principal de la familia. 
La sociedad, las instituciones, profesiones y vocaciones o se construyen en la familia o de lo contrario serán palacios construidos en el aire.

JESÚS, JOSÉ Y MARÍA, INTERCEDAN POR NUESTRAS FAMILIAS. 

lunes, 23 de diciembre de 2013

COMENTARIO A LAS LECTURAS DE NAVIDAD

LA NAVIDAD NO ES UN CUENTO
(Lecturas de la Misa de la Noche)

Es nochebuena, es Navidad. Alabemos, adoremos y glorifiquemos a Dios por tan gran misericordia y bondad. Qué alegría saber que Dios nos es elitista ni lejano a nosotros. Está tan cerca y unido a cada uno de nosotros al haberse hecho hombre en el vientre santísimo de María. Gracias María por el Sí que diste. Gracias José por haber aceptado la altísima misión de ser custodio de Jesús. Gracias pastores, los más pobres y obedientes al anuncio del ángel.
Nosotros y muchos en el mundo celebran este Nacimiento como único, irrepetibles e histórico. Y es que es algo jamás pensado por nadie, ni siquiera intuido.
«El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz»: Jesucristo. Desde que se hizo “Dios-con-nosotros”, no hay oscuridad que dure cien años; desde que “está-con-nosotros” donde abundó el pecado sobreabundó la gracia de Dios y el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del Verbo encarnado. Señor, «Tú has multiplicado (nuestra) la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín (…) Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado». Por eso esta noche es buena, feliz y gloriosa.
Jesús nace para que nosotros renazcamos a esa vida tan anhelada y querida, pero que tantas veces la perdemos entre las ocupaciones y desvelos en este mundo. Que el llamado que hace San Pablo a Tito tenga acogida en nuestras vidas: «Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y las concupiscencias del mundo, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno en la práctica del bien».
El Papa Francisco en “La Alegría del Evangelio” (n. 3) dice: Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor».
Seguramente que, en esta Navidad, vos y yo no estamos en una situación mejor que quienes hoy no han venido a esta celebración. Sea cual sea la situación en la que nos encontremos, renovemos ahora mismo el encuentro personal con Jesucristo; tomemos la decisión de dejarnos encontrar por Él y de intentarlo todos los días.
Navidad quiere decir Nacimiento y nacimiento es comenzar a existir en este mundo, al lado de nuestros padres, de nuestros hermanos y ayudados por ellos; todos somos hijos de María y de la Iglesia, amabas están a nuestro lado no para hacernos la vida más difícil sino para ayudarnos en los momentos difíciles; nuestros hermanos son todos los que estuvieron ayer y no lo están; son nuestros hermanos los que están hoy celebrando con nosotros y estarán mañana trabajando, dialogando y luchando con nosotros por una sociedad mejor. El Hijo de Dios se hace Hermano nuestro para que renazcamos a una fraternidad sin fronteras.

Entonces, queridos hermanos, “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por Él”. María, José y los Pastores contemplaron esta gloria en la tierra y por eso se llenaron de Paz. Nosotros estamos celebrando y queremos contemplar esta paz, llenarnos de ella y compartirla a los demás. Que esta Nochebuena, se repita cada noche en los años que Dios nos conceda y que ésta Luz brille todos los días de nuestra vida. 
Pbro. José Casimiro Torres

miércoles, 18 de diciembre de 2013

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (4° ADV "A")

COMO MARÍA Y JOSÉ, NOS PREPAREMOS PARA EL NACIMIENTO
(Mt 1, 18-24)


En María se cumple como ha dicho Mateo en el evangelio, la profecía de Isaías, una virgen que da a luz un hijo, que es el Dios-con-nosotros. María es la nueva Eva: en el prefacio (el IV) glorificaremos a Dios "por el misterio de la Virgen Madre. Porque si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de María, la hija de Sión, ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María..." El recuerdo de María es muy oportuno para que terminemos bien el Adviento y celebremos con fe y profundidad la Navidad. En esta fiesta, en unión con todas las comunidades cristianas del mundo, miramos a la Madre del Señor, la Virgen María, nos gozamos con ella y aprendemos de ella a acoger al Salvador con fe y con amor, abriendo nuestra existencia a su gracia.

Al lado de la Virgen está también José, su esposo. Un joven humilde, trabajador de pueblo, que nos da un ejemplo de actitud abierta hacia Dios y sus planes. Él no entiende del todo el papel que Dios le asigna en la venida del Mesías. El evangelio nos ha contado sus dudas: no porque sospeche nada de María, o porque ignore lo que en ella ha pasado.

Precisamente porque José ya conoce el misterio sucedido y sabe que el hijo que va a tener María es obra de Dios, por eso, en su humildad, no quiere usurpar para sí una paternidad que ya sabe que es del Espíritu y se quiere retirar: no comprende que él pueda caber en los planes de Dios. Es el ángel el que le asegura que sí cabe: va a ser esposo de María y por eso va a hacer que el Mesías venga según la dinastía de David. José acepta los planes de Dios. Como tantos otros en la Historia, que se encuentran desconcertados, pero se fían de Dios. José acepta lo que se le encomienda y vive la Navidad desde una ejemplar actitud de creyente.

Junto con María, también José es un modelo para todos nosotros, abierto a la Palabra de Dios, obediente desde su vida de cada día a la misión que Dios le ha confiado. También de él podemos decir como de su esposa: "feliz tú porque has creído".

En la Navidad celebramos un acontecimiento siempre nuevo: Dios que se hace Dios-con-nosotros, Dios-Salvador. El recuerdo de María y de José nos ayudará a que esta fiesta no sea vacía, una Navidad sin Jesús. Sino una Navidad en la que gozosamente celebramos que Dios se ha hecho de nuestra familia, que ilumina toda nuestra existencia, y que nos pide una acogida de fe y de amor.

J. ALDAZABAL
MISA DOMINICAL 1989/24

sábado, 14 de diciembre de 2013

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (3° Adviento "A")

LA DUDA NOS PUEDE AYUDAR A CREER
(Mt 11, 2-11)



Juan envía a preguntar a Jesús si es Él el que ha de venir o hay que esperar a otro. Él está encarcelado. La duda lo asalta, pero no es una duda que lo desanima y lleva a flaquear en su misión. 
La duda, es una oportunidad para crecer y fortalecernos.

Juan no se queda inmóvil sino que envía a sus discípulos a preguntarle directamente al Señor. La docilidad y disponibilidad de cada uno de ellos le permite a Juan salir de la duda.
El animarnos a preguntar y no quedarnos con la pregunta ayuda a que la duda sea evacuada. También nos ayuda grandemente, el que contemos con colaboradores disponibles a ayudarnos ante la duda. 

Ahora, prestemos atención a la respuesta que da Jesús. No es una respuesta que lo haga sobresalir y ponerse en primer lugar. La respuesta son las obras, los signos del Reino del Cielo; el "hacer nuevas todas las cosas".
Evacuar la duda, no necesariamente debe ser que me respondan lo que quiero que me respondan. Suele suceder que las respuestas a nuestras dudas son indirectas, y como aquellas ayudas que, con el tiempo, logramos asimilar o comprender. Lo importante es no pretender una claridad de manera que ya no haya lugar a la fe; aquello que dice la Palabra divina: "la fe es la certeza de lo que no se ve".

Juan Bautista viene a ser en este tiempo de adviento un personaje que nos anima a disminuir para que Jesús crezca,; el modelo a seguir para que el Reino de Dios se desarrolle en cada uno de nosotros y en nuestro ambiente. 
Meditemos en las palabras que Jesús testimonia de Juan. 
Sólo cuando damos hacemos lugar a Jesús, la obra de salvación se desarrolla más y mejor en nosotros.

Aprovechemos estas dos últimas semanas de Adviento. La Navidad está a nuestras puertas y sólo si la duda se abre a la fe el Señor y Salvador crece en nuestra vida y  familia.