LA DUDA NOS PUEDE AYUDAR A CREER
(Mt 11, 2-11)
Juan envía a preguntar a Jesús si es Él el que ha de venir o hay que esperar a otro. Él está encarcelado. La duda lo asalta, pero no es una duda que lo desanima y lleva a flaquear en su misión.
La duda, es una oportunidad para crecer y fortalecernos.
Juan no se queda inmóvil sino que envía a sus discípulos a preguntarle directamente al Señor. La docilidad y disponibilidad de cada uno de ellos le permite a Juan salir de la duda.
El animarnos a preguntar y no quedarnos con la pregunta ayuda a que la duda sea evacuada. También nos ayuda grandemente, el que contemos con colaboradores disponibles a ayudarnos ante la duda.
Ahora, prestemos atención a la respuesta que da Jesús. No es una respuesta que lo haga sobresalir y ponerse en primer lugar. La respuesta son las obras, los signos del Reino del Cielo; el "hacer nuevas todas las cosas".
Evacuar la duda, no necesariamente debe ser que me respondan lo que quiero que me respondan. Suele suceder que las respuestas a nuestras dudas son indirectas, y como aquellas ayudas que, con el tiempo, logramos asimilar o comprender. Lo importante es no pretender una claridad de manera que ya no haya lugar a la fe; aquello que dice la Palabra divina: "la fe es la certeza de lo que no se ve".
Juan Bautista viene a ser en este tiempo de adviento un personaje que nos anima a disminuir para que Jesús crezca,; el modelo a seguir para que el Reino de Dios se desarrolle en cada uno de nosotros y en nuestro ambiente.
Meditemos en las palabras que Jesús testimonia de Juan.
Sólo cuando damos hacemos lugar a Jesús, la obra de salvación se desarrolla más y mejor en nosotros.
Aprovechemos estas dos últimas semanas de Adviento. La Navidad está a nuestras puertas y sólo si la duda se abre a la fe el Señor y Salvador crece en nuestra vida y familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario