PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE

PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE
Casa y Templo parroquial Ntra. Sra. del Rosario

miércoles, 3 de agosto de 2011

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (19° TO "A")

¿SIENTES QUE TE PERSIGUEN? A QUE NO SABES QUE ES JESÚS

(Mt 14, 22 - 33)
Rugen tormentas y a veces nuestra barca parece que ha perdido el timon. Miras con miedo y no tienes confianza... Así cantamos en una consabida canción. ¡Qué antigua la canción y que actual es su letra!

Uno a veces vive pensando que los demas siempre estan hablando y mirando los defectos, errores y males de uno. Por ahí decimos que tal persona "tiene trauma de persecusión" o que la acosan miles de fantasmas al día. Hasta pensamos que todos están en contra nuestra y nadie está a nuestro favor. Pues bien, llenos de miedo, los discípulos pensaban que alguien los perseguía. Y sí, alguien los perseguía. Pero no era un fantasma: era el mismísimo Jesús.

Así lo expresa un predicador (Fray Nelson Medina op): "Hay muchas ocasiones en que uno siente que le están pasando cosas raras; pero no siempre las cosas raras son porque lo estén persiguiendo a uno los males, los bienes también lo persiguen a uno.
Jesús estaba persiguiendo, estaba buscando a los discípulos a través de una circunstancia extraña. ¿Cuándo se ha visto a alguien caminando sobre el agua? ¿Cuándo habían visto los discípulos a alguien caminando sobre el agua? Nunca. Jesús nos está persiguiendo, detrás del miedo violento y detrás de las circunstancias extrañas, Jesús nos está buscando, Jesús nos está persiguiendo. Así es como pensamos muchas veces: "Un fantasma, claro, ahí está, ¿no ve? Insisto, un fantasma, ¿se da cuenta, hermano? Un fantasma, y ahora ¿qué viene? Un problema una desgracia". ¿Por qué nos persigue un fantasma? ¿Por qué a nosotros, habiendo tantas barcas en el inmenso mar? ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué el fantasma tuvo que venir contra nosotros? Porque detrás de lo que tú crees que es un fantasma, vengo Yo a ti (nos diría Jesús). Cristo te está buscando, Cristo te está persiguiendo. “A ver, padre, ¿usted de dónde saca que Cristo persigue a la gente?” Eso lo saco de los textos de San Pablo, San Pablo dice en la Carta a los Filipenses: “Yo me esfuerzo y corro, me apresuro detrás de Cristo, detrás del Señor, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo” (Filipenses 3,12). Hermano, Cristo te está persiguiendo y te va a alcanzar, ya casi te alcanza y te va a alcanzar. De ti depende en dónde quieres que te encuentre. "¿Cómo quieres que sea ese encuentro, suave o duro?" "Más bien suavecito". "Pues entonces, a través de la docilidad, a través de la obediencia, que no haya que insistir tanto, es más fácil así". Pero pensemos que nos puede pasar como a Pablo.  Pablo perseguía a Cristo para acabarlo, y Cristo perseguía a Pablo para salvarlo, ¡qué distinto! "¿Por qué me persigues?" (Hch 9,4) y Pablo no supo qué decir, no supo explicar por qué perseguía a Cristo. Porque si hubiera podido responder y hubiera sido sincero, hubiera tenido que decir: “Te persigo para acabarte", y Jesús hubiera tenido que decir: "Y yo te persigo para salvarte; tú me persigue porque me odias, y yo te persigo porque te amo".

Así que la enseñanza que hoy quiero compartir es esta: Cristo nos está persiguiendo; tal vez, a través de circunstancias extrañas, Cristo nos está persiguiendo; es mejor encontrarnos con Él en la suavidad y en la hermosura del abrazo de un amigo, pero no le quitemos el derecho a Cristo de perseguirnos a través de circunstancias muy raras e incluso nosotros podemos creer que son muy adversas. Cristo nos está persiguiendo. Dice, por ejemplo el evangelio de Juan: “El buen pastor si tiene cien ovejas y una se le pierde, deja a las noventa y nueve y busca a la que se le ha perdido”. Por eso nos persigue, por eso nos busca, porque nos ama y porque nos hemos perdido.

Gracias, Jesús, por buscarnos; gracias porque tu amor nos persigue. No permitas, Señor Jesús, que seamos tontos y que reneguemos de las circunstancias; no permitas que pensemos que eres un fantasma; no permitas, Señor, que hablemos mal de ti diciendo que eres un amigo que abandona.
Tú nos estás buscando, incluso a través de circunstancias extrañas; tú nos estás buscando, tú vienes a traernos la bendición y la paz. Te amamos, Jesucristo, bendito seas. Amén.