PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE

PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE
Casa y Templo parroquial Ntra. Sra. del Rosario

lunes, 23 de diciembre de 2013

COMENTARIO A LAS LECTURAS DE NAVIDAD

LA NAVIDAD NO ES UN CUENTO
(Lecturas de la Misa de la Noche)

Es nochebuena, es Navidad. Alabemos, adoremos y glorifiquemos a Dios por tan gran misericordia y bondad. Qué alegría saber que Dios nos es elitista ni lejano a nosotros. Está tan cerca y unido a cada uno de nosotros al haberse hecho hombre en el vientre santísimo de María. Gracias María por el Sí que diste. Gracias José por haber aceptado la altísima misión de ser custodio de Jesús. Gracias pastores, los más pobres y obedientes al anuncio del ángel.
Nosotros y muchos en el mundo celebran este Nacimiento como único, irrepetibles e histórico. Y es que es algo jamás pensado por nadie, ni siquiera intuido.
«El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz: sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz»: Jesucristo. Desde que se hizo “Dios-con-nosotros”, no hay oscuridad que dure cien años; desde que “está-con-nosotros” donde abundó el pecado sobreabundó la gracia de Dios y el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del Verbo encarnado. Señor, «Tú has multiplicado (nuestra) la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín (…) Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado». Por eso esta noche es buena, feliz y gloriosa.
Jesús nace para que nosotros renazcamos a esa vida tan anhelada y querida, pero que tantas veces la perdemos entre las ocupaciones y desvelos en este mundo. Que el llamado que hace San Pablo a Tito tenga acogida en nuestras vidas: «Porque la gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y las concupiscencias del mundo, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. Él se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno en la práctica del bien».
El Papa Francisco en “La Alegría del Evangelio” (n. 3) dice: Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor».
Seguramente que, en esta Navidad, vos y yo no estamos en una situación mejor que quienes hoy no han venido a esta celebración. Sea cual sea la situación en la que nos encontremos, renovemos ahora mismo el encuentro personal con Jesucristo; tomemos la decisión de dejarnos encontrar por Él y de intentarlo todos los días.
Navidad quiere decir Nacimiento y nacimiento es comenzar a existir en este mundo, al lado de nuestros padres, de nuestros hermanos y ayudados por ellos; todos somos hijos de María y de la Iglesia, amabas están a nuestro lado no para hacernos la vida más difícil sino para ayudarnos en los momentos difíciles; nuestros hermanos son todos los que estuvieron ayer y no lo están; son nuestros hermanos los que están hoy celebrando con nosotros y estarán mañana trabajando, dialogando y luchando con nosotros por una sociedad mejor. El Hijo de Dios se hace Hermano nuestro para que renazcamos a una fraternidad sin fronteras.

Entonces, queridos hermanos, “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por Él”. María, José y los Pastores contemplaron esta gloria en la tierra y por eso se llenaron de Paz. Nosotros estamos celebrando y queremos contemplar esta paz, llenarnos de ella y compartirla a los demás. Que esta Nochebuena, se repita cada noche en los años que Dios nos conceda y que ésta Luz brille todos los días de nuestra vida. 
Pbro. José Casimiro Torres