Ayer, hoy y mañana es el día del
padre aunque en este día lo recordamos de modo especial. Ser padre es una
vocación y nunca un accidente o una situación a pesar nuestro. Dios es Padre y
Madre, pero Jesús ha querido que lo llamemos Padre Nuestro y nos ha entregado
al pié de la Cruz a su madre María como Madre Nuestra. Todos tenemos sólo un
padre y solo una madre, así es para nuestra condición de creyentes y así es
para nuestra condición meramente humana.
Hay un dicho que parece contradecir
esto: “Madre hay una sola, pero padres… a patadas”. Creo entender que el dicho
hace referencia a la situación que hemos conocido y estamos conociendo, ¿cuál?
Hay varones que son papás de uno o más hijos en esta mujer y también en esta
otra mujer. Esto es triste y lamentable pero no es catastrófico, no es para arrancarnos
los pelos y para que carguemos las tintas contra los varones. Es preocupante y
para reflexionar, dialogar y buscar espacios para tratar el tema como lo
amerite cada caso. Esto creo quiere decir este dicho pero sigue siendo verdad
aquello de “todos tenemos un solo padre y una sola madre”.
Pero estimados papás, permítanme
recordarles que así como han aprendido a caminar; así como han aprendido a
hablar, así han de aprender a caminar con sus hijos, a dialogar con sus hijos y
si tienen uno o más hijos aquí y allá, han de responsabilizarse por cada uno de
ellos. Ni Dios ni nadie los va a condenar por esto; aunque sí, les advierto, si
se olvidan, descuidan y ni les importa un hijo engendrado, eso sí será causa del
juicio de Dios y que su misericordia nos ayude.
El ser padre no se entiende sin el
ser madre; un hijo/a nace de dos personas que por amor, pasión o arrebato se
unen físicamente. Esto no quita ninguna responsabilidad ni compromiso con la
vida, con la sociedad y sobre todo con el Padre Creador que adquieren los dos. Los
dos han de caminar y dialogar con sus hijos para que sus hijos los acompañen en
el ocaso de sus vidas y caminen dialogando para el encuentro definitivo con el
Padre Creador.
Papá, mamá e hijos, hoy es el día de
todos ustedes; es decir de la familia. Al padre lo destacamos hoy pero no hay
padre sin madre y menos sin hijos. Entre todos nos hemos de ayudar. El papá se
puede equivocar, lo mismo la mamá y lo mismo cada uno de los hijos. Nadie es
perfecto ni lo sabe todo y menos lo puede todo. Que la reconciliación, el
diálogo y la comprensión siempre estén presentes como el pan nuestro de cada
día. Que la justicia, la rectitud y la verdad también estén presentes aunque no
sin el amor, la ternura y bondad.
Papá, qué vocación más bella y noble
la que tienes. Nunca te des por ya realizado y siempre permanece despierto y en
vigilia porque tus hijos y la madre de tus hijos siempre te han de sorprender y
ayudar en tu realización. ¿Sientes que
tu vida ha llegado a una meseta? Solo lo sientes, porque la verdad es que, no
hay mesetas sino una cima a la que llegar y allí no vas a llegar sólo sino con
la ayuda de tus hijos y de la madre de tus hijos.
Papá no te olvides que aún no has
dejado de ser hijo de tu padre y de tu madre; no te olvides que aunque ellos ya
no están físicamente con vos, están en vos, están en tus rasgos, están en los
consejos y están en las sangre de tus hijos.
Papá no te olvides que eres hermano
y todos somos hermanos y que tenemos un solo Padre y una sola Madre; Dios el
Creador y dador de toda vida y felicidad.
Papá no te olvides que eres hijo.
(Pbro. José Casimiro Torres)