PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE

PARROQUIA DE COLALAO DEL VALLE
Casa y Templo parroquial Ntra. Sra. del Rosario

domingo, 10 de octubre de 2010

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (28 T.O. "C")

¡TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS!
(Lc 17,11-19)
Jesús va acercándose a un pueblo, y antes de llegar al pueblo, es decir, en las afueras están estos enfermos, estos leprosos, y ellos únicamente le dicen al Señor Jesús: “Maestro, ten compasión de nosotros” San Lucas 17,13.

¿Y qué hizo Jesús?

Para tener muy en cuenta: la compasión de Jesús es mucho más grande que la sanación de una enfermedad. Jesús tiene gracia y poder, tiene la unción del Espíritu Creador. Jesús efectivamente puede sanar, y muchas veces sana nuestras enfermedades, como sanó a estos leprosos, pero la compasión de Jesús es mucho más grande que la sanación de una enfermedad.

Pregunta: ¿Según qué valoramos y creemos en Jesús?

Uno puede medir a Jesús con la regla de las necesidades de uno; o uno puede medir a Jesús con la regla de la compasión de Él, de la misericordia de Él; y esta es la diferencia entre los nueve leprosos que nunca volvieron, y el leproso curado que sí volvió.

¿Cuántas veces nosotros estamos detrás de Dios para que nos cure de un problema? El problema de estos hombres era la lepra; el problema nuestro puede que sea otro, la falta de trabajo, la falta de afecto, la falta de dinero, la falta de salud, y mientras nos está faltando lo que nos está faltando, estamos, ahí, gritándole: “Maestro, ten compasión de nosotros” San Lucas 17,14. Pero cuando logramos lo que queremos, cuando logramos lo que nos estaba haciendo falta, como hemos medido a Jesús con la regla pequeñita de nuestras necesidades, y no con la regla grande de su compasión... entonces, cuando Él nos da lo que nosotros queríamos, muchas veces nos perdemos, y entonces Jesús tiene que preguntar: “¿y dónde estará ese hombre que estaba pidiendo tanto, dame un puesto Señor, dame un puesto, necesito un trabajo?”

Esta es la diferencia; cuando una persona es sanada, es perdonada, cuando una persona es liberada por el poder de Dios, y se convierte en testigo de Jesucristo, y se pone a órdenes de Jesucristo, y se vuelve disponible a la compasión de Jesucristo; cuando una persona recibe así el Evangelio, y se convierte en testigo del Evangelio, muchas más personas se sanan.

domingo, 3 de octubre de 2010

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO (27 T.O. "C")

GRACIAS... DE NADA...
UN EJEMPLO PERSONAL: A vos o a mí me piden que ayude a un compañero, haga algo en la casa o que rece por una intención particular. Cuando regreso de realizarlo (feliz por haber cumplido y con la frente bien en alto...), en voz alta pienso lo que me van dar por lo que hice…sin embargo resulta que en lugar de retribuirme con "algo" se me encargan otra cosa... (Plop)

PREGUNTAS: ¿Por qué me encargaron que… esos trabajos?
POSIBLE RESPUESTA: Sí, hermano/a, porque los podía hacer, porque tenía la capacidad, porque era un bien. Y si tenía la posibilidad y la capacidad de hacerlo y esa capacidad y posibilidad la recibí gratuitamente, es un don, es un regalo que si no se lo aprovecha si no se lo usa, no sirve, se seca. Entonces… ¿Quién tiene que agradecer? Tengo que agradecerlo yo y vos, porque el que nos pidió que hagamos tal o cual cosa, también nos ayudó a sacar las cosas buenas. Y hacer el bien siempre “ nos hace bien”

EN EL EVANGELIO DE HOY: En la parábola Jesús termina diciendo a sus discípulos “cuando hayan hecho todo lo que se les mande”. ¿Qué es lo que nos manda Jesús? Jesús nos llama a hacer siempre el bien a todos, a amar con todo el corazón, construir su reino. Y todo eso es bueno para nosotros, nos ayuda a ser mejores, nos ayuda a ser más felices. Hacer el bien nos hace buenos, amar a todos nos hace felices, perdonar siempre alegra nuestro corazón, construir su reino es disfrutar de un mundo más feliz.

No tenemos que buscar el agradecimiento ni la recompensa, porque lo que nos manda es lo mejor que nos puede pasar. Al contrario, tenemos que ser agradecidos por todos lo que nos regala.