ESCUCHAR, ACOGER Y SERVIR
Lc 10, 38-42
Cuando nos
visita alguien, a veces sucede que estamos más preocupados en ver qué le
ofrecemos, cómo se sentirá más cómodo, que nos olvidamos de escucharlo y
comprenderlo.
Lo
importante es escuchar la Palabra de Dios y desde allí organizar, planificar,
liderar, etc. Nos preguntamos: hoy ¿cuántos de nosotros leemos, escuchamos,
meditamos y oramos con la Palabra de Dios? Y de los que leemos, escuchamos,
meditamos y oramos con la Palabra de Dios, ¿cuánto tiempo le dedicamos
diariamente?
La Palabra
nos transforma interior y exteriormente. No nos olvidemos que siempre somos
discípulos del Maestro; no nos olvidemos que cada día aprendemos; no nos olvidemos
que nuestra vida eterna consistirá en estar en los umbrales de Dios por
siempre.
Pbro. José Casimiro.