Discípulos misioneros de Jesús
Lc 10, 1-12.17-20
Jesucristo nos llama siempre a
colaborar en su misión. El Evangelio de hoy nos recuerda el llamado que hace a
otros. No sólo llama a los doce sino a setenta y dos discípulos misioneros más.
Estos son enviados de dos en dos a los lugares a donde luego Jesús iría. Antes
de enviarles les instruye y les da una serie de consignas, a la vez que los
previene del rechazo en esa misión. Al volver los 72 discípulos misioneros,
cuentan de la muy buena experiencia vivida. Es justo aquí que Jesús aprovecha
para dejar en claro qué es lo que nos debe mover e impulsar a la misión: que
nuestros nombres estén escritos en el cielo.
Qué dicha ser colaborador de la
extensión del Reino de Dios en el mundo; cuánta fidelidad a las instrucciones
de Jesús hemos de observar. Qué pena que sean pocos los que de verdad responden
al llamado de Cristo a ir por lugares a donde Él mismo irá después. A Ud. y a
mí Cristo nos está llamando para esta misión. Nos alegramos cuando el Papa, los
Obispos o Sacerdotes denuncian y anuncian en nombre de Jesucristo, pero nos
echamos atrás cuando a cada uno en particular le toca denunciar y anunciar en
nombre de Jesucristo como el camino a seguir, como la verdad que debe iluminar
y la vida que ha de ser respetada desde su inicio hasta su fin natural.
La misión y la evangelización día a día
se hace y da su fruto, pero cuánto más crecería y daría frutos si desde los
gobernantes, pasando por las instituciones varias, hasta el último y simple
ciudadano/a seguiría a Jesús como el sentido y norte de sus acciones, proyectos
y anhelos.
No sólo están comprometidos los doce
sino también los setenta y dos discípulos. Esto quiere decir que no sólo el
Papa, Obispos, Sacerdotes y Consagrados sino también cada uno de los hombres y
mujeres que transitan este mundo, están comprometidos en la misión y nueva evangelización.
Nos alarmamos y escandalizamos por tantas situaciones que vivimos y nos
cuentan. Con esa misma intensidad nos preguntamos ¿cuál es mi compromiso y
aporte en ello? Es bueno denunciar y encender la alarma, pero no nos quedemos
ahí, demos el paso que sigue: anunciemos con nuestra vida, con obras y
palabras, que Cristo es la Verdad, es el Camino y la Vida en plenitud.
Pbro. José A. Casimiro